LETRA
Manzanos y perales ofrecían sus flores,
y la niebla matinal suspendía sobre el río,
cuando la joven Katyusha subió la alta ribera,
también nebulosa y empinada.
Y caminando comenzó a cantar,
del águila gris de la estepa,
y de su Amor tan profundo
del que guardaba las cartas.
¡Oh, brillante canción de la doncella,
vuela sobre el sol radiante
hacia el soldado en el lejano frente,
y llévale el saludo de Katyusha!
Que recuerde una humilde muchacha,
y que escuche su claro cantar,
pues guardará la tierra de su cara patria
y su fuerte amor mantendrá.
Manzano y peral ofrecían sus flores,
y la niebla matinal suspendía sobre el río,
cuando la joven Katyusha subió la alta ribera,
también nebulosa y empinada.
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